Sentí envidia, una envidia terrible cuando mi amiga me dijo que estaba embarazada. Su estado de felicidad era muy evidente, sus ojos brillaban y su tono de voz transmitía mucha alegría mientras me daba la noticia. Y mientras yo, allí estaba de pie intentando aguantar el tipo y esforzándome por esbozar una sonrisa mientras por dentro me invadía una envidia descomunal.
¿Por qué para ella ha sido tan fácil embarazarse y para mi que llevo varios tratamientos a cuestas parece imposible?
Fingí una sonrisa como pude, le di la enhorabuena y le dije que me alegraba mucho por ella pero era mentira, no me alegraba pues la envidia había dado paso a una rabia inmensa que jamás había sentido antes. Y me fui a mi casa enfadada, muy enfadada con mi amiga y con el mundo, no podía dejar de pensar “todo el mundo se embaraza menos yo”.
Sin embargo al llegar a casa pasé de estar enfadada con mi amiga y con el mundo a estarlo conmigo misma ¿Por qué yo no podía alegrarme por ella? Al fin y al cabo ella no es responsable de que yo no pueda quedarme embarazada.
Deseaba con todas mis fuerzas lo que ella había conseguido tan fácilmente. Entonces empecé a pensar que quizás mi reacción no me convertía en una persona horrible, sino que tan sólo era un indicativo de la intensidad de mi deseo por ser madre.
Si tú que estás leyendo esto, te has sentido como yo en algún momento, no seas tan dura contigo misma por sentir envidia. Recuerda que no hay emociones buenas o malas, solo seres humanos que sienten. 𝐏𝐞𝐫𝐦𝐢𝐭𝐞𝐭𝐞 𝐬𝐞𝐫 𝐡𝐮𝐦𝐚𝐧𝐚. Sentir envidia por un embarazo no significa que seas una mala amiga, tan solo estás manifestando tu mayor deseo, ser madre.
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